sábado, 10 de febrero de 2024

UN BOTÓN EN MI CABEZA

Este botón

que abrocha

esta fina seda,

la sostiene y la arruga.

Forma pliegues que,

con el tiempo 

marcarán.

Quedará atrapada

entre ellos,

la mugre

que endurecerá a escondidas

y rasgará la tela

con su peso. 


Así las cosas

y lo intangible.


Un día

este botón

podrá caerse

y yo nunca debería,

nunca,

volver a coserlo. 


También podría desabrocharlo

ahora mismo.



viernes, 21 de julio de 2023

LO QUE NO ME CONTÁS

         

        Lo que no me contás, me lo imagino. 

          A veces pienso que a lo mejor tenés otra familia, más hijos y hasta algún nieto. Otras veces pienso que no, que nunca volviste a arrimarte a nadie  y que  te conformás con tocarte mientras pensás en una modelo de los 80, no sé, Carolina Peleretti (siempre supe que te gustaba). 

          Muy pocas veces mí imaginación se pone más oscura, y creo que sólo se te hinchan las venas cuando mirás a  algún niño o cuando sintonizás porno del perverso. 

          De cuando en cuando pienso que seguro te enamoraste de una piba espectacular y joven que te vuelve loco y que te dice "No le cuentes a nadie lo nuestro" y también, que las pocas veces que me nombraste delante de  ella, los dos se rieron  y juntos pensaron "Ay, esa señora..., por dios". 

           Otras veces pienso que la pandemia te distanció mucho de tu última novia, alguna que quedó anclada en Europa y luego, cuando pudo volver, ella no quiso y vos no tuviste el ímpetu o el dinero para ir hasta allá. Y te quedaste acá, más opaco que de costumbre.

          Cuando llueve mucho pienso que estarás chateando con alguna alumna de yoga o tal vez una compañera del último curso al que te anotaste (para tener la mente ocupada y no pensar en amores perdidos) y que la próxima ya no van a hablar virtualmente porque acabás de  escribir que vas a pasar a buscarla en tu autito y que van a cenar juntos y pasar la mejor noche (no habrá más que una noche con ella). 

           Los días soleados te pienso caminando por la playa, pensando planes con tu compañera de la primaria o con mí hermana.

            Otros días te veo solo en tu casa, arreglando artefactos que encontraste en la vereda, con una mano sola, en la otra un pucho, música en la radio, seguro rock nacional de los 90, y en el aire viciado escurriéndose recuerdos de esa vida que no pudiste tener. Esos días, también pienso: todavía estoy acá.


          Lo que nunca, nunca pienso, es que hayas podido olvidarte de mí.

jueves, 29 de junio de 2023

ESTOY AFUERA

    Estoy desganada hace meses. Mis hijos no me hablan porque tal vez se hayan cansado de mi dejadez. Circulan por la casa, igual que yo, los escucho moverse por las habitaciones, por los pasillos, por el patio pero no cruzamos palabra.

            Por la mañana la escucho a ella. Cruzo su sombra justo antes de que entre al baño a darse una ducha. El agua corre durante unos minutos y ella tararea una canción triste. No veo cómo luce, ni llego a registrar cómo lleva el pelo. El cruce es fugaz, está apurada ¿Por qué está triste? Tal vez tendrá algún problema en su trabajo o con su noviecito.

            Por la tarde lo escucho entrar a él. El tintineo de las llaves cuando vuelve del colegio, el chillido de la puerta a la que habría que ponerle algún producto lubricante, sus pasos hacia la comedor, los movimientos de los utensilios sobre la mesa, algún sonido gutural - ¿se está riendo de algo o son sollozos?- o un chasquido de lengua en disconformidad con el sabor de la comida que se acaba de hacer.

 

            Durante el día, cuando ellos no están, recorro la casa con más lentitud, mis movimientos se debilitan igual que mi estado de ánimo. Observo todo y hago planes de mejorar, me prometo a mí misma ponerme las hacerme responsable, dejar de dejarme estar: Mañana voy a ordenar los libros y las fotos, pienso mientras miro los libros y las fotos de la biblioteca, Mañana voy a cambiar los muebles y los cuadros de lugar, pienso mientras rozo con el dedo un vértice del cuadro donde se acumula polvillo y  se desliza hacia un costado quedando torcido, asimétrico como mis días, Mañana voy a regar las macetas, pienso mientras las plantas se descascaran a mí paso lento, Mañana voy a acomodar la ropa en los armarios pienso mientras miro mí ropa toda esparcida sobre la cama. No entiendo ¿Quién sacó todo ésto? ¿Por qué no recuerdo la textura de las cosas?  Esto tiene que cambiar. Pienso en hablar con ellos esta misma noche durante la cena.

            Por la noche mientras ella cocina, le hablo al oído, calma. Tenemos que hablar. Se estremece, un plato cae al suelo y ella tiembla y llora. Él acomoda como al pasar el cuadro que yo movi en la mañana, lo endereza. Fui yo, le susurro también a él buscando no alterarlo y se sobresalta cuando deslizo mi mano sobre su hombro. Mira largamente el cuadro, se agita y finalmente  suspira. Va hasta mi habitación y acomoda mis zapatos en una caja grande y hace lugar en mí cama, corriendo y acomodando mi ropa en una bolsa. Intenta ayudarme a su manera. Se tira en la cama boca arriba y se queda mirando el techo. Me acuesto a su lado y mascullo un Gracias muy tímido y él vuelve a sobresaltarse. Salta de la cama, dice ¿Por qué? Hijo mío. cómo por qué, no entiendo,  antes de que pueda contestarle se tapa los ojos y repite ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

             Cenan juntos y yo decido postergar la charla hasta mañana. Me quedo tirada en mí cama. ¿Qué es lo que hago tan mal? Doy vueltas, primero en la cama intentando conciliar el sueño y después por la casa, igual que durante el día pero más animada, más liviana, más veloz. Por la madrugada los sonidos de la casa se apaciguan y se amontonan imágenes en mí cabeza y en el patio se amontona la hojarasca, en la cocina los platos y en la heladera la comida, rancia. Ellos duermen en sus camas con la ropa puesta y las sábanas revueltas. Escucho sus respiraciones pausadas a veces, la tos de ella otras, los resfríos de los dos casi siempre.

            El gato se restriega en mis piernas mientras intento lavar los platos pero no hay suficiente presión de agua, los dejo. ¿Por qué el gato está tan frío? Me cuesta dormir, doy vueltas por la cama y doy vueltas en la casa de nuevo. Bajo a la sala y soplo el polvo del taburete para esparcirlo, lo hago girar a velocidad para que termine de salirse la tierra con la sacudida. Me siento al piano. No recuerdo ningún tema así que apoyo las manos sobre las teclas, respiro profundo y toco suaves sonidos sueltos al principio, después me entusiasmo y golpeo con fuerza los acordes con los dedos contra los blancos y los negros y los martillitos contra las cuerdas. Ella se despierta sobresaltada, ¿Otra vez? grita. Los escucho levantarse y hago silencio. Ellos se asoman por el hueco de la escalera. Miran el piano o a mi, desde allá arriba. Ella llora, él la consuela. Murmura algo, una pesadilla o volvamos a dormir… no sé, no entiendo. Intento decirles que me disculpen, que ando rara desde el accidente, que voy a retomar mi trabajo, que voy a estar más activa, que voy a cocinarles mejor, que cuando se me pase voy a lavarles la ropa y tenderla al sol, y que voy a baldear el patio y prender la estufa para que el gato duerma en su puf calentito y ellos también. Pero ellos vuelven a dormir a sus cuartos en silencio.

            Esta mañana se levantaron más temprano que de costumbre y conversaron en voz muy baja sobre algo que no comprendí. Tal vez discutieron ahogando sus garantías sólo para que yo no escuche ¿Estarán enojados porque los molesté anoche? Entran a mi cuarto y espero con ansias que me digan qué pasa, estoy contenta de que todos tengamos la misma intención de hablar pero ellos siguen ignorándome. Juntan las cajas de zapatos y las bolsas de ropa, juntan más ropa en más bolsas, vacían todo en silencio. Después salen al patio y comienzan a barrer las hojas formando una gran pila. Yo quiero agradecerles por colaborar con la limpieza, decirles me mejora el ánimo pero ellos no me escuchan, no me miran, se concentran en la montaña de hojas que luego juntan en una carretilla y llevan hasta el cordón de la vereda. Le agregan un chorro de alcohol y prenden una gran fogata. Entre los dos bajan todas las cosas que embalaron y embolsaron en mi habitación y de a poco van seleccionando lo que van a quemar. La ropa se consume y ellos lloran, les digo que está bien, que entiendo que hace meses que me visto con la misma ropa y que hacen bien en hacer esa limpieza. A partir de hoy, vida nueva, pienso. A partir de ahora todo va a volver a ser como antes, a partir de ahora, voy a comportarme, voy a reponerme.

            El fuego crece con mis palabras y me toma. Grito fuerte. ¿Me escuchan, hijos?  Ellos temen. Me temen. Entran corriendo a la casa, cierran la puerta y me dejan fuera. Escucho que él pone las llaves en la cerradura. Ella pregunta: ¿Ya se fue? Él le contesta: Esperemos que sí.

domingo, 30 de octubre de 2022

Adicción

 Trato de ponerme un parate inteligente. El objetivo es leer libros; creo que eso me va a sacar de la adicción. Hace tiempo que gracias a ella o en mi detrimento, no logro escribir tres renglones seguidos de nada, mucho menos estudiar lo que sea o disfrutar de algo social o bipersonal. 


Hace poco, entregada a esta búsqueda de salvación, me hice socia de un club de vino, el cual por una módica suscripción mensual me envía a domicilio un libro, un vino y un regalo random, como dicen ahora, o sea un regalo al azar. Pienso que es al azar del que recibe, que en este caso soy yo, porque el que manda el regalo, sabe bien lo que está mandando y le debe enviar a todos los suscriptores el mismo regalo aleatorio. 

"Random", me encanta esa palabra moderna. Me encanta entender qué quiere decir y más me encanta que haya sido mí hija quien me la explicó. Hay una edad, la mía por ejemplo, en la que es difícil encontrar aprendizajes nuevos. Cuando digo"nuevos" hablo de aprendizajes significativos. Para aprender hay un montón de cosas toda la vida, pero cosas que importen, que sean significativas para uno, no es tan fácil. 


Bien, el club de vino me manda un libro por mes y un vino. Siempre son "de autor". Sí, los libros son de autor, obvio, y también los vinos, súper exclusivos, que guardo acostados en un cajón de la cocina pensando en que un día será el día espacial que valga la pena consumirlos. No fantaseo mucho con eso. O sea, no me imagino específicamente qué acontecimiento especial o con qué persona en particular  o en qué fecha festiva peculiar  va a ser la adecuada  para tomar ese vino singular. Sólo meto la botella en el cajón y pienso, o más bien me pregunto: Cuándo tomaré todos estos vinos? Hasta ahora los guardo todos, así que tengo una pequeña vinoteca a la que llamo "mí vinoteca" porque no soy nada original poniendo nombres a las cosas. También, cuando cierro cierro el cajón, mí vinoteca, pienso: "cómo la de mí papá" y me siento importante o que él sabe que tengo eso ahí. Eso que ahora ya no voy a compartir jamás con él pero que de alguna manera, eso gesto de "una vinoteca como la de mí papá" es estar compartiendo, "en otro plano" diría mí tía.    


El regalo random también es de autor, y general es una foto, una postal,  un imán o un dibujo que siempre cumple la función de marcar la página por la que voy leyendo, mejor dicho la página en la que dejo de leer. O sea, siempre es un regalo random aleatorio que funciona como señalador. 


"Canalillo" es otra palabra que aprendí hace poco. Hoy la aprendí. Hoy es "hace poco" porque el presente no existe. No es que haya sido un aprendizaje significativo, pero sí lo fue la nota periodística en la que aparece escrita. Por contexto concluí "canalillo" se trataba de la raya del culo pero deduje erróneamente ya que se trata de otra raya, es la línea que se forma entre las tetas  de las mujeres pechugonas. Me encantó porque soy portadora de un terrible canalillo y  no lo sabía.  Bueno, supongo que entre las tetas de los hombres pechugones también se forma esta raya. La nota era de una revista española, y versaba sobre Madonna. Ella siempre me gustò y leyendo la nota reconfirmo mí admiración. 


Re leo lo que acabo de escribir y noto que puse "o sea" tres veces ya. A mis alumnos les digo siempre "busquen sinónimos, googleen!" y ellos se ríen. Entonces ahora busco un sinónimo de "o sea" , es decir, hago lo que predico y busco en Google. Me dice: "o sea" se puede suplantar por 

"es decir " y me río sola. Muchas veces mis alumnos (y yo también) ponen 'osea' todo junto, para decir 'o sea' que va separado. No sé qué quiere decir "osea" y se me ocurre que es un verbo,  alguien haciéndose el oso.  Alguien que osea debe ser alguien que se pone mimoso. Así que me des asno de nuevo con Google que me informa que "osea" corresponde a una forma del verbo osear ‘espantar las aves domésticas y la caza’. Era un verbo no más. 

Es ahí donde me asalta la duda acerca de estas últimas dos  palabras. Se escribe 'no más' o 'nomás'? Creo que se puede de las dos formas. 

 Es 'acerca' o 'a cerca'

Basta. Voy a seguir leyendo. 




viernes, 16 de septiembre de 2022

CONSTELACIONES FAMILIARES

Cuán despiadada supe ser con mi madre.
Tengo un novio ilusionista (o ilusionado)
y cuando me case (o cuando me canse)
se acabarán todos los problemas.
Mi padre decía nada (o callaba)
y nosotros le temíamos al principio (o desde siempre).
Luego fuimos como él;
fuimos sus hijos despiadados.

domingo, 24 de julio de 2022

PORFIADA

No era cinc sino ónix.
Se equivoca a menudo
con la seguridad de la paloma
y aún más:
Cree que el mar es el cielo,
que la noche, el amor.
El metal, se hace piedra
áspera y verde
Grita, se enoja, no entiende.
Discutesinrazón.
Porfía.
Se anota en esos cursos
que le enseñan a vivir más.
Es obediente, aguanta.
Pero el final 
es el mismo para todos
y se muere igual que los demás.
El final es el mismo,
no importa el final.
Lo que importa es el cuento;
entonces porfìa y resucita.
Vuelve a lo mismo.
 

domingo, 8 de mayo de 2022

HAIKUS LOCALES

地元の家  (Jimoto no ie)


19.

"Néctar y boicot

maldito néctar de dios

y de la uva."



18. Bis

"Frotó mis dedos

-en auténtico acto-

entre sus dos pies."



18.

"Calentó mis pies

entre sus dos piecitos.

Amar es eso."



17.

"Siglo veintidos,

todo muere con uno.

No te veremos."



16.

"Dulce mañana.

Aves enamoradas

graznan al cielo."



15.

"Cae granizo

Hundido está el soluto

mi flor soluble."



14.

"Cae el granizo,

el sol lo diluirá.

Démosle tiempo."



13.

"Los cinco abrazos 

quedaron batallando.

Un terco otoño."



12.

"Conversaremos.

No  hay ya estómago

ni mariposas."



11.

"Sin ella no soy.

Andamos juntas las dos

mi bici y yo."



10.

"La bicicleta

me vuela hacia tu casa.

Hoy quiero bailar."



9.

"Iracunda voy.

Camino hacia tu casa

soy con mi alma."




8.

"Sin pronòstico

avanza decidido

un cascarudo."



7.

"Estàs pensando

sin arrepentimiento

en tu bella flor."



6.

"Estoy fuera ya.

Ellas se arremolinan,

las hojas secas."



5.

"Soñamos los dos

color naranja lima.

Almas tranquilas."



4.

"Yo te dije adiós.

Mas no quiere la luna

flagrante lupus."



3.

"Flotan los barcos

El mar y su  inmensidad

Cuesta respirar."


                                                                                                                   

2.

 "Caen los cuerpos

  afrazados al frío.

  Pobreza cero."



1. 

"Azul la noche,

el silencio es escucha.

Brilla tu lápiz."


Haikus locales

19. 

Néctar y boicot 

Maldito néctar de dios

y de la uva.





miércoles, 23 de marzo de 2022

OXIMOROSA.

 El limonero está desmedidamente crecido, 

con tanta energía en este espacio tan pequeño 

(mi patio)

que las hojas cubren sus frutos 

los pudren antes de que crezcan o

(los dejan así) 

viven enanos y verdes sin poder madurar.  

Estoy podando el árbol en flor 

(cuchillo filoso en mano) 

amputando todas esas ramas 

que  molestan dando tanta sombra. 

Metáfora en flor

(o Flor de metáfora).

martes, 22 de marzo de 2022

Dichos de antaño

 Manos frías 

amor de un día.

Manos calientes 

amor ardiente.

Llueve con sol 

no me caso yo.

Manos tibias 

estás enamorada

(no rima con nada). 





sábado, 19 de marzo de 2022

CORAZÓN DE HIELO

Con  trabajo

escondió una locura

ineludible.

Esfuerzo mal pago.

Se preguntan:

Por qué  no avisó?

Después se preguntan.

Después no hay después. 

Un hilo vibra:

Sintonizan

o no alcanza.

Tarde

Gentes tibias

Por qué no avisó más veces?

Cuántas veces?

La infancia

la historia, la distancia.

Después no hay nada.

Después no alcanza.

El tiempo espanta.

Silencio

nada 

calas.

Se pierde.

Cuántas veces gritó

antes del final?

Duele. 

Duela.

Mira un delante

que no hay.

No comprende.

Arriba, abajo, atrás...

(Se pierde) 

Cuántas veces volvió a gritar?

Hay un pozo cerca de allí

y no es de agua.

De haberlo sabido

no habría bebido de él.

Gentes tibias

Corazón de hielo.

















jueves, 17 de marzo de 2022

VIAJO SOLA

(1)


El viaje comenzó con complicaciones o tal vez sólo con apuro. "De apuro" como quien se entera que viene un hijo en camino cuando ya está hace cinco meses  dentro de su vientre y tiene que adelantar todo, tomar decisiones que no hubiera ni pensado un día antes de hacerse el test.  


Los pasajes decían Pehuajó - Buenos Aires, 23 de diciembre 1:22 hs. primera escala previa a tomar el avión hacia Mendoza. Y ahí se me armó  el primer equìvoco. Era miércoles 22 y yo creía que disponìa de todo el jueves 23 para organizar la mochila, dejar la casa en orden, cumplir con mis tres trabajos hasta el último minuto…. Pero no, la 1,22 hs. del 23 es el 22 a la noche, no 23 a la noche.


Siempre me costó ese cambio, ese pasaje temporal, ese límite en que  un día  se transforma en otro en cuestión de minutos. Un minuto. Otro día. 


En fin, a las 19 hs. del martes 22, por pura insistencia de mi prima,  abrí la pantalla del celular para imprimir los pasajes que supuestamente iba a necesitar al día siguiente y… sácate, 1,22 hs. del 23 de diciembre era en un rato! Esa noche! 


Todo lo que había planeado para realizar en Pehuajó durante esas 24 hs. destinadas a organizar mí viaje al Cuyo, se redujeron a 6 horas 22 minutos, incluído el aseo de los dos baños y las despedidas pertinentes.


En cuestión de una hora armé la mochila y avisé a mis respectivos patrones que no concurría a trabajar al día siguiente, luego hice las compras para la cena que tendría con el padre de mis hijos, Julián, que por alguna extraña razón decidió que yo no podía emprender ese viaje sin que él se despidiera, "sin despedirnos" dijo  y desearnos las cosas que se suelen desear entre el 23 de diciembre y el 2 de enero del año siguiente. 


Visitar a Leandro. Eso era impostergable. Había planeado visitarlo, cenar, tener sexo y despertar y desayunar con él pero ahora  sólo disponía de tiempo para pasar a saludarlo, abrazarlo, decirle nos vemos a mi regreso.  Y eso hice. Dos horas. Hubiera querido decirle un montón de cosas más.  Me quedé con ganas. Leandro, en ese escaso rato que compartimos me hizo reír tres veces y se rió de mis comentarios. Verlo reírse, conmigo, me hizo recuperar mi confianza en lo nuestro. ¿Qué es "lo nuestro"? Amistad. Amistad pura. 


Le hubiera querido decir que hagamos caso omiso a las charlatanerías, a los lleva y trae de nuestros amigos que desde que saben que tenemos esa otra cosa más, no paran de intentar por todos los medios un sabotaje a nuestra nueva forma de vincularnos. No entienden que sólo somos, seguimos siendo, amigos, los mejores (no sé)  y con el agregado del revolcón cuando pinta. 


Las personas quieren ser novios de alguien, ser exclusivos, delegar parte de su vida, atrofiarla, gangrenarse para conservar a ese otro, poseerlo, o no delegar nada y engañar a ese otro poseído. Nosotros nos queremos así. Y eso que nos gusta de cada uno no va a ser dentro de un tiempo lo que más nos moleste. 


No nos jodan más.


También decirle de nuevo Te quiero, la paso muy bien con vos, me gusta escucharte hasta cualquier hora de la madrugada, escucharte contar las mismas cosas y hoy estás más lindo que de costumbre, Leandro, te quiero y los otros son sólo un pasatiempo para poder seguir así, amigos que se quieren mucho y no se enroscan en las vulgaridades de las parejas tradicionales. ¿Pareja?, qué palabra más horrenda. Pajera.


A las 22,30 volví volando, no, pedaleando a todo galope… Prendí el horno y mientras se calentaba, me duché, después  volví a la cocina, puse las milanesas y la mesa, recibí a Julián, cenamos, tomamos un litro de vino tinto y nos despedimos con indiferencia, la de siempre. Luego reservé el remis que me llevó hasta la estación terminal.


Le mandé un mensaje a Leandro Pedro, el otro Leandro. Por suerte se llaman igual pensé. Aunque que una palabra, "Leandro", suene fonéticamente idéntica a la otra palabra: "Leandro" (el otro Leandro, el Leandro Pedro), jamás podría nombrar a uno pensando en el otro. El significante UNO nunca podría ser en mí cabeza  el significante DOS (el otro), ni viceversa, aunque se pronuncian exactamente de la misma manera. NUNCA Leandro podría ser Leandro aunque se llamen igual. 


"La pasé muy bien anoche, quedé cansada jaja, me encantó conocer a tus perros, pronto salgo de viaje, tal vez podamos vernos antes de mí partida"  o  ya no nos veamos hasta mi regreso. (O nunca más) Una mentira, el "tal vez" era una mentira. ¿Cómo íbamos a vernos si yo ya estaba viajando hacia Buenos Aires, en el Pullman de Trenes Argentinos? Sólo quería comprobar que inmediatamente me iba a mandar una respuesta, veámonos hoy, despidámonos; sólo quería disfrutar de decirle, oh… no puedo, hoy tengo mucho trabajo por terminar antes del viaje. 


Pedro, el otro Leandro, no me contestó,  ni me mensajeó absolutamente nada pese a haber leído el mensaje casi al instante de recibirlo. 


A la 1 am ya estaba en la estación del ferrocarril. Lista, preparada, toda transpirada. Lo mío fue impecable.


Durante varias horas me desvelé pensando en que lo mejor hubiera sido seguir el error, confiar en el yerro  del destino.  ¿Qué tal si ahora el tren descarrilaba y yo moría aplastada contra butacas  y  rieles? ¿Qué tal si la confusión horaria era sólo una jugarreta del destino para que no subiera a ese tren asesino?  ¿Qué tal si debía perder el tren por algo que valiera muchísimo más la pena? 


El viaje fue de una incomodidad total. El asiento muy pequeño y el barbijo tiempo completo no me dejaron pegar un ojo en toda la noche y en seguida el malestar gástrico típico de mí estrés pre viaje (pre viaje verdadero)


A las 7 am el tren arribó a Constitución. Puntual. Me sorprendió ver que a muchos de los pasajeros los esperaban parientes detrás de la reja. Abrazos, llantos, gritos, alegría. ¿Es tan importante llegar a Buenos Aires desde Pehuajó? ¿Hace cuánto tiempo no se ven? ¿Por qué para mí es tan intrascendente esta llegada? Me pierdo en mis pensamientos para negar de alguna manera la realidad: a mí no me espera nadie. La estación Constitución es hermosa pero siento cierto temor de esta ciudad grande, llena de gente, tanto calor, tan mala noche, no encuentro la parada del  84 ¿cómo es posible? Habré hecho este trayecto unas 100 veces en mí vida. ¿Cómo es posible que la parada del 84 ya no esté en su lugar? Cien veces llegué aquí antes y cien veces no vino nadie a recibirme. Nunca. 


Tomo un taxi hasta la casa de mi hermana, que me va a hospedar hasta pasado mañana, cuando el avión que me lleva a Mendoza tiene fecha de partida. Me fijé bien. Sale es 25 a las 13:05


¿Por qué los transportes turísticos tienen esos horarios tan inexactos? ¿O  tan exactos? ¿Por qué no a las 13 cero, cero? 




(2)


38 grados a las 6am, una humedad de muerte  y picazón de concha como único saldo positivo de la revolcada de hace tres días atrás con Leandro el otro, Leandro Pedro. Por suerte acá todos los ambientes tienen ventilador. A las 9 am decido levantarme. Me paseo por la casa en pelotas y mí hermana está horrorizada pero lo disimula como puede; no puede. Intenta no coincidir con su mirada sobre ninguna parte de mí persona, tampoco puede. Mis tetas son más grandes que mí persona.  Me meto en el baño y me doy una ducha abriendo sólo la canilla de agua fría. La urticaria conchal se vuelve insoportable. Me seco y me echo un talco Veritas que encuentro al borde de la bañadera. Es rosa, de nena.  ¿Qué sustancia bioquímica diferente, de nene, tendrá el Veritas de frasco celeste? Será el perfume. El baño está fresco, como si por tocarle esa función tan ordinaria de recibir y deshacerse de los orines, la mierda  y las suciedades humanas, le confiscara el derecho a recibir también calor.  Eso para mí es una gran suerte. Bajo la tapa del inodoro y me quedo un largo rato ahí, desnuda, entalcada de nena y fresca como el baño, escuchando las voces que llegan desde la cocina. Mi hermana habla de yoga con alguien. Otra mujer. Comparan los beneficios del Yoga con los del  Judo. Hay que practicarlos todos los días, dice mí hermana. Yo hago posición de loto sobre la tapa del inodoro. Respiro profundo, no pienso en nada. El baño es muy lindo. Los azulejos símil antiguo, color crema con florcitas rococó rebosan de juventud. La grifería reluce con sus cobrizos y plateados también imitación antigua, vintage. Todo está limpito, limpísimo.  Los baños de las casas de clase media/ alta siempre son casi más lindos que sus casas limpias y equipadas de clase medias altas... altas, ningún "medias". Será que estas gentes pretenden que el baño no sufra por el oficio  que le corresponde, para el que fueron creados.  Los olores de los baños son algo que no se puede camuflar con nada. Cuando el baño huele a desodorante de ambiente, inmediatamente el cerebro hace el insigth: alguien acaba de cagar aquí, e inmediatamente el olor a fresias del aromatizante se tiñe del agrio de la materia fecal de ese alguien, de cualquiera, siempre esa combinación perfume rico/olor a sorete es igual de fea, no importa la clase social a la que corresponda el culo del que cagó. Al baño, por más que lo vistas de seda, baño queda ¿Será así con todo?

Pierdo el hilo de lo que estoy pensando, ese baño huele muy bien ahora, también pierdo la conversación que se desarrolla afuera y la retomo cuando mi hermana dice: no sufro porque no es mi objeto. La otra dice yo tiendo a  hacer todo para vivir  placenteramente, bueno me voy che. Respiro seis veces más y las voces de afuera y unos golpecitos en la puerta me devuelven a la realidad y al calor. Te dejé todo en la cocina para que te hagas Tu mate. Mí hermana acentúa el Tú mate. 


Los mortales, la mayoría de los mortales, se cuidan, no quieren enfermarse, mucho menos morir. Preparo Mí mate, el que ella me dejó y me paso el rato ahì, en la cocina luminosa e igualmente pulcra que el baño. Mí hermana entra con bolsas, acomoda verdura, hay que hacer la ensalada para esta noche, la rusa, ¿cuál otra? ¿Me ayudás? Lava con energía las papas y  las zanahorias y me las deja cerca sobre una tabla de madera que además contiene un pelapapas que reluce como la grifería del baño. ¿Lo habrá comprado recién? Deduzco que me toca pelar. Comienzo con las zanahorias. Mientras lo hago ella va pelando y cortando en pedacitos las papas y las pone en una cacerola. Tiene dos pelapapas, qué maravilla. Cuando termino con mí ración hago lo mismo. No! ¿Cómo vas a mezclar las papas con las zanahorias? Tomà acá hay otra cacerola. Lo que me va a costar separar ésto ahora! Bueno, lo hice rápido, por suerte porque las  cortaste muy groseras. Son todos tubérculos, pienso mientras ella sigue separando lo naranja de lo blanco, pero no digo nada. Pongo agua en "mí cacerola", lo hago con miedo, con cuidado, ¿cuánta agua será correcto poner en las raíces de las hortalizas de esta casa? Dudo de todo, me siento incompetente hasta para poner al fuego los trocitos de zanahoria que tuve que dividir en  partes más pequeñas para no volver a ser grosera. La grosera soy yo, eso está clarísimo.  ¿Así de agua está bien? Perfecto me dice y yo digo voy al baño, mucho mate tomé, y aprovecho para volver a la frescura del baño que sigue igual de lindo, de fresco, de solo e incomprendido. 


Al rato mi hermana de nuevo,  ¿estás bien? Está abriendo una lata de palmitos, son trozados me dice, pero total... No entiendo el significado de ese "pero total" , supongo que alude a que total yo no comprendería  la diferencia entre "entero y trozado", no sabe cuánto se equivoca pero la dejo con su prejuicio. 


La tortuga está alzada, me dice. Salgo al patio y le hablo. Le hablo a la tortuga. ¿Cómo estás?¿Te acordás de mí? Para mí sorpresa la tortuga levanta la cabeza, estira el cogote hacia arriba lo más que puede y me mira a los ojos. El pico, como un tabique rectangular separa esos ojos penetrantes que ahora parecen contestarme: Hola Ángela, sì, me acuerdo de vos, cómo no.


Acto seguido enfila hacia mí, camina muy rápido.  Ojo porque te va a querer hacer cosas, dice mi hermana. Me quedo petrificada esperando a que el dinosaurio diminuto haga cosas con mí pie descalzo, quiero ver qué hace. Sigue de largo. Debe tener hambre, digo. Está alzada ya te dije. Voy a la heladera, agarro una ciruela, la lavo, vuelvo al patio y se la ofrezco a la tortuga que la devora con una velocidad increíble. Tenía hambre. Hambre del estómago, no sexual...

Las personas proyectan sobre los demás, dan por sentado, sentimientos que los demás no tienen aunque los demás sean una tortuga, que a lo mejor no tiene sentimientos, ni estómago. No sé.


Son las 3pm. Las 15 hs., las tres de la tarde. Está visto que en esta casa no se almuerza. No recuerdo cuál fue la excusa de ayer, hoy es la de "estar livianos para la cena de Noche Buena". Me recluyo en mi habitación hasta la hora de la gran reunión. No veo la hora de estar sentada en el avión.



(3)


Ya estoy sentada en el avión. El calor es insoportable. Me tocó un asiento que no esperaba, del lado del pasillo. Todo por no hacer el "chot in" a tiempo. El espacio entre las filas de butacas es mínimo. Muy mínimo. Apenas si entran mis patitas de Popotito muy flexionadas. Está lleno, repleto de personas. Pienso lo increíble que es que esta nave barata, muy barata, levante vuelo con tanto peso encima, que se eleve a tantísimos metros de altura como un Atreyu de chatarra. No quiero pensar más. El aire  acondicionado comienza a cumplir su tarea.  Es la primera vez que no viajo  del lado de la ventanilla. Mal augurio. La cábala, se pierde la cábala, malos presagios. Feliz Navidad dice el piloto, mí nombre es Van Damme y no tengo nada que ver con el actor pero quiero contarles que hoy es mi cumpleaños y es mi primer vuelo en esta aerolínea. Aplaudamos a las nuevas azafatas por favor, Ailén, María y Flor. Los pasajeros aplauden felices. Yo estoy del lado del pasillo. En Mendoza, informa, hace 30 grados pero llegará a 35, yo del lado del pasillo, la cábala, no se cumple la cábala… Ahora dice todo lo mismo en inglés. ¿Recordará todos los chistes que hizo? ¿Volverán todos  a aplaudir? Registro con la mirada el techo del avión. Un muchacho me pide permiso y se sienta del lado de la ventanilla, entre nosotros un asiento que será en el que depositemos las camperas que ambos cargamos seguramente  "por las dudas que haga frío".  La azafata, ¿será Flor? Nos explica cómo abrocharse el cinturón de seguridad, cómo manipular el salvavidas y la mascarilla de oxígeno en caso de turbulencia importante. 


Estamos despegando dice Jean-Claude Van Damme y del techo curvo, desde los pliegues laterales de arriba de las ventanillas, comienza a salir humo. No me doy por convencida. Me saco los lentes, empiezo a temblar, me vuelvo a poner los lentes, me saco el cubreboca para corroborar si hay olor a quemado. No, no huele a nada. Entro en pánico. Busco la mirada de los otros pasajeros. ¿Nadie ve el humo? ¿Ninguno se da cuenta de lo que está pasando? 

Por alguna razón inconciente en vez de llamar a la  azafata, grito iienfermera!! Viene otra, será Ailén. Se está quemando le digo. Me contesta algo mientras me acaricia el hombro. No logro entender lo que me dice. Es humo, es humo, repito enajenada. La otra azafata, la tercera, tal vez María, se me acerca, se inclina hacia mí cara, mucho, hacia mi cara. Me habla muy cerca de mí nariz, de mí boca, susurrando. Es humo, se quema, repito también susurrando. Las tres casi no entramos en ese espacio reducido entre asiento y asiento y pasillo y más asientos. Mí terror no cede sin embargo se me ocurre que esta situación podría ser el comienzo de una película porno. Tres azafatas, asistiendo a la pobre indefensa con un ataque de pánico (se podría suplantar el "de pánico" por algo más acorde al porno). Las azafatas se divierten podría llamarse o Las Aeroniñas se calientan. Inmediatamente recuerdo que las porno no tienen tratamiento alguno, no hay línea argumental alguna en las porno. Siempre entra alguien, un hombre, que sorprende a una, dos o tres mujeres, vestidas con muy poca ropa y zapatos altos, intercambian dos brevísimas frases, corte y ya están en pelotas los tres o cuatro, chupándose todo y penetrándose por dónde verga/venga. Es vapor, me dice, es vapor.  


Estoy aterrada. No escucho. María sale corriendo por el pasillo. Ailén o Flor, ya no sé, me dice mirá, mirá…¿vez? Ya apagamos, es el vapor del aire, del aire acondicionado. El humo, el vapor, desaparece. Respiro profundo. Se me caen unas lágrimas. Las chicas me palmean el hombro en stereo. Los hombros. Se van. Yo miro al muchacho de al lado, está mirando una revista. No se dio cuenta de nada. Ya estamos en el aire. A siete mil metros de altura dice el piloto que no es actor.




(4)


Usté dobloa la esquina y ahí nomás lo encuentra. Todos los ómnibú la dejan en el centro, dice la señora que quiere estar segura de que entendì el recorrido. Todos los colectivos conducen al centro, pienso. Tomo el que va en sentido contrario, me alejo del centro. Llego a un pueblito que parece salido de un cuento, o de los dibujitos de Heidi. Solo que aquí sigue haciendo mucho, mucho calor. Busco el río en el celular que en este momento podría servir de plancha portátil para alisar mi short de hilo que está terriblemente arrugado y húmedo. Hago la prueba frotando la pantalla sobre la tela, sì, plancha. Pienso que podría explotar, así que fijo bien en mi retina las coordenadas para llegar al río y  lo envuelvo en mi pañuelo. Lo pongo adentro de la mochilita, en un lugar que también hierve pero me convenzo de que ahì el celu va a estar más protegido. 

¿Cuántos son ustedes? me pregunta la señora que vende los boletos para tomar el "boteapedal" que pienso alquilar para llegar hasta el otro lado del río. Miro hacia mis lados para corroborar que me habla a mí, y por supuesto, a mi lado no hay nadie más que yo. Viajo sola, le digo. Ah… le va a salir muy caro y además va a tener que hacer más fuerza porque tiene que pedalear sola…. Dígame cuánto, le digo, entonces me dice, yo le pago y subo al bote, nomás, solita. Pedaléo, la señora me sigue con la mirada, llama con un gesto a alguien que sale de la cabina de ventas, le muestra, me muestra, viaja sola le dice al hombre que me grita desde la orilla: 

ii vamos, vamos, vamos que usté puede!! Ya sé, le contesto muerta de risa, iiiya sé!!! 



Estaciono el boteapedal donde me indicaron los mirones hace un rato, ellos sabrán hacerlo volver me dijeron. Camino bordeando el río durante varias horas. Dos horas y media para ser exacta. A esta altura el río no es más que un hilito de agua. Laguna semi seca de Guanacaste aquí estoy, digo, dónde está mi anfitriona "la Huarpe"? A pesar de haber partido de un lugar rocoso, ahora me rodea una vegetación frondosa. Todo es arbusto. Se escuchan insectos, muchos insectos pero por suerte se mantienen alejados. En el transcurso del camino hasta ahí, debo haber transpirado unos tres kilos. Si fue así, valió la pena pienso e inmediatamente pienso otra cosa: dejá de pensar huevadas, Ángela, que si no viene La Huarpe  vas a morir de inanición. Y vuelvo a pensar, dejá de pensar huevadas, ya va a llegar, y ya no pienso más, eso trato pero es difícil no pensar nada, mucho más fácil es pensar boludeces, se piensan solas sin programar, ya están programadas. Ahora lo único que pienso y vocalizo es: ¡Qué calor, por Dios! ¡Qué calor! Uno en situaciones extremas, ya sean negativas o positivas, se pone creyente. ¡Por Dios! Fue lo último que le dije a Pedro, el otro Leandro, justo en el momento que llegaba al orgasmo y segundos antes de caer dormida y yo no verlo nunca más. Por Dios, como me gustan los revolcones! Por Dios, qué calor! Esta será una situación positiva o negativa? Los arbustos son de baja estatura pero ahora comienzan a proyectar un poco de sombra. Me tiro al piso y compongo con mi cuerpo el dibujo de la sombra. Parezco una soga retorcida, pero a salvo del sol abrazador. En tu cara sol! En tu cara! Me despierto al rato, no sé cuánto tiempo es un rato pero engloba todos los tiempos, estoy completamente mojada, empapada de sudor, el pelo chorrea.


Un olor como a rosas

aroma de los tilos

que bordean  la avenida principal

casi puedo saborearlo,

busco a la portadora del perfume,

estoy sola.

No es mi olor

huele a mujer

que sabe

hembra que entiende.

El amor ya está en ella.

No soy yo.


Un olor como a rosas. Huele a mujer segura y aseada. No soy yo. Tres kilos más, pienso, bah… tres kilos menos corrijo, chivé tres kilos de grasa más. 


El sol fue más vivo que yo, me entró por otro lado y de la forma menos esperada. Hombre tenía que ser, manipulador. 

Ahora estoy más flaca, más sucia y más quemada. Pero no sé porqué me siento completamente feliz. A lo mejor sí es mi perfume.  Vuelvo a buscar la sombra, en otros arbustos. Busco mi celular. No hay señal. Ahora sì, no pienso nada, absolutamente nada y en esa fracción de segundo que es un imposible temporal, aparece La Huarpe. 


Estás acá, me dice. Tiene voz muy grave pero sedosa. Me muestra su dentadura  con la más auténtica sonrisa que haya visto en mi vida. Me alegra verte, dice. A mí también me alegra.



(5)

Es por eso que Cristo lleva espinas en la cabeza. - dice La Huarpe mientras recoje pequeños trozos de leña de entre los pastizales secos. - El hombre se diferencia del resto de las especies porque puede elucubrar. Su pensamiento lo excede. Las espinas alrededor de su cara impiden que sus cavilaciones salgan. Es el castigo. Me vendría bien, le retruco, pero ella sigue hablando y me gana el vale cuatro: Pocilga. El cuerpo humano es una pocilga, sabés por qué?, mirá, me dice mientras suelta todos los tronquitos de golpe sobre un hueco que hizo en la tierra y me muestra las dos manos sucias. La mano derecha muestra la palma entera, los cinco dedos y la mano izquierda la V de victoria, con dos dedos en alto. Son siete, verdad?, siete son los pecados capitales que definen al "hombre pocilga" que somos todos, nosotras también, eh? Pocilga: siete letras. Fíjate: me muestra el primer dedo: pereza, segundo dedo: envidia, se agarra fuerte el tercer dedo: soberbia, se aprieta el cuerto: ira, hace cierto ademán confuso con toda la palma, sus cinco dedos: lujuria, me muestra el dedo gordo da la otra mano: gula y me señala luego con el índice: avaricia. Las siete letras iniciales de los siete pecados capitales, se relacionan, vos sabrás, con los siete chakras y los cinco elementos de la naturaleza. Yo no sé nada de chakras, ni de una mierda. No entiendo de qué me está hablando pero me interesa, quiero que redondee la idea, que me cierre. Sin embargo mí mente se queda detenida en la imagen del dedo índice señalándome. Me acaba de decir avara. Justo a mí. Mí cabeza se dispersa, me doy cuenta de la estafa: las iniciales de las palabras que enumeró forman la palabra Pesilga, no Pocilga. Bueno, casi. A lo mejor la palabra envidia tiene algún sinónimo que comienza con la letra O y el tema de la S y la C no tiene tanta importancia; finalmente es la misma fonética. El calor horroroso de la tarde se va aplacando. El atardecer trae un refresco a mis poros y la noche cae más rápido de lo que esperaba, y helada. La Huarpe hace un fuego reparador. Después de la interesante charla nos quedamos calladas, contemplando las llamas. La Huarpe enciende un fueguito muy pequeño dentro de su pipa. Aspira y me contempla. Me pregunta si sigo con frío. Le digo que sí y me responde que mañana va a hacer el mismo re puto calor que hoy, que no me preocupe que ya se me va a pasar. Después, canta, muy suave, esta canción: No era cinc sino ónix.

Usted se equivoca a menudo

con la seguridad de la paloma.

Cree que el mar es el cielo o peor:

Que la noche es el amor. Porfía.

Y cuando el metal se hace piedra áspera y verde, usted grita,

se enoja, no entiende. Y cuando por fin comprende mareada por su propio error, muere. Se odia. Lloro, lloro a mares. Lloro hasta gritar de y con furia. Esta mujer acaba de cantarme las cuarenta. La Huarpe se me acerca hasta quedar sentada al lado mío, pegada. Mañana va a hacer mucho más calor que hoy pero usted va a estar mejor preparada, me dice. (Continuará)


domingo, 23 de enero de 2022

Cuentas

Crash!

¿Cuántos vasos resbalaron de una  mano en este mismo instante? 

Flash!

¿Cuántas almas se sumaron al mundo

 mientras duró la caìda de un vaso?

Rash!

¿Cuántas almas lo dejaron todo  cuando lo sostenìas, firme entre tus dedos?

Stack!

¿Cuántos metros  de vidrios rotos alineados  miden la veracidad de una casualidad?


Catch!

¿Cuánto tiempo preciso, se necesita

para poder abarcarlo todo?


Crunch!

¿Cuánto pesa el sonido de esta incertidumbre?

martes, 30 de noviembre de 2021

SILOGISMOS DE RETRETE

Un cigarrillo se fuma pensando. Al papelillo que quemaste entre tus labios mientras reflexionabas ésto que  ya no te desvela, lo vas a volver a exhalar cada vez que se te haga presente la soluciòn a la que llegaste; el que no enciendas lo vas a padecer cada vez que repitas eso que no elaboraste. Un cigarrillo irreflexivo se hunde en las cañerías.


El vino se toma con amigos. El néctar que tomes amistosamente hasta caer embriagado, desmayado de risas y bailes y sexo y más bailes, lo vas a degustar hasta mañana cuando la resaca te obligue a tomar un café amargo  -que vas a recordar poco- riéndote de la noche anterior y cada vez que vuelvas a beber amontonando promesas sobre bidet. El que abandonaste en la botella franca lo vas a enfriar en la heladera -para conservarlo-  mientras lo importante ya esté perdido, o en la peor de las tibiezas. Un vino sin amistad se va por las cañerías.


El café  se comparte hasta el final con la persona amada. Al café que compartas con amor lo vas a saborear por cuatro años; al que dejes enfriar en la taza dulce lo vas a sentir en el paladar -ese  triste amargor-  durante toda la vida. Un café sin amor se va por las cañerìas.

sábado, 31 de julio de 2021

Mala vida.

 Últimamente su néctar ha quedado  vedado bajo el aroma del dulce escremento de los  palomos.

Las margaritas fantasean con colores que nunca tendrán; 

no auto-perciben su belleza y  se marchitan antes de tiempo.

Un día, alguien las recogerá  para des-hojarlas pétalo a pétalo 

-por amor- 

o para conservarlas entre las páginas de un buen libro.                 

Aplastadas, disecadas.

El mundo creerá que las ha rescatado            

pero ya están muertas.
















miércoles, 23 de junio de 2021

Pequeño diccionario

 No por ser artista, se es menos machirulo. Aunque no lo creas, muchos artisitas hacen estas cosas con sus compañeras mujeres.


𝐌𝐀𝐂𝐇𝐈𝐑𝐔𝐋𝐎


Término que se usa para definir al hombre con poder  que no tiene ningún  problema  ético, moral, filosófico y/o religioso con ser así: machista. A veces se aplica a 🅗🅞🅜🅑🅡🅔🅢 🅢🅘🅝 🅟🅞🅓🅔🅡 🅐🅛🅖🅤🅝🅞  pero que  sólo por ser hombres creen que tienen derecho a  obtenerlo de la manera más horrible: 𝗲𝗷𝗲𝗿𝗰𝗶𝗲𝗻𝗱𝗼 𝘁𝗼𝗱𝗼 𝘁𝗶𝗽𝗼 𝗱𝗲 𝘃𝗶𝗼𝗹𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮𝘀 𝘀𝗼𝗯𝗿𝗲 𝗹𝗮 𝗺𝘂𝗷𝗲𝗿, a la que creen (o quieren que sea) inferior por naturaleza.


HOMBRE EXPLICADOR O MANSPLAINING


El concepto  comprende una mezcla heterogénea de comportamientos que tienen en común el menosprecio del hablante varón, hacía la mujer que lo escucha y que éste supone con una capacidad de comprensión inferior.

"𝗖𝗿𝗲𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗲𝘀𝘁á𝘀 𝗲𝗾𝘂𝗶𝘃𝗼𝗰𝗮𝗱𝗮, 𝗽𝗲𝗿𝗺𝗶𝘁𝗶𝗺𝗲 𝗾𝘂𝗲 𝘁𝗲 𝗲𝘅𝗽𝗹𝗶𝗾𝘂𝗲..."


Esta forma se da mucho entre artistas, por ejemplo cuando la Dirección de la obra es de una mujer.


ILUMINADOR DE GAS o GASLIGHTING


Manipular a una mujer para hacerla creer que debe dudar de su propio criterio. Es un patrón de abuso emocional en la que la víctima es manipulada para que llegue a dudar de su propia percepción, juicio o memoria. 

"𝗘𝘀𝘁á𝘀 𝗿𝗲 𝗹𝗼𝗰𝗮"  "𝗧𝗲 𝗲𝗻𝗼𝗷á𝘀 𝗽𝗼𝗿 𝗰𝘂𝗮𝗹𝗾𝘂𝗶𝗲𝗿 𝗰𝗼𝘀𝗮"  "𝗧𝗲𝗻𝗱𝗿í𝗮𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝘁𝗼𝗺𝗮𝗿 𝗮𝗹𝗴𝘂𝗻𝗮 𝗺𝗲𝗱𝗶𝗰𝗮𝗰𝗶ó𝗻"


Son tres frases que solemos escuchar de nuestras parejas afectivas y/o laborales, sobretodo cuando trabajamos en un rol de mayor jerarquía. Sucede en el ambiente artístico a roletes!


PIROPERADOR DE MIERDA o NEGGING


Es tal vez la táctica más rastrera de todas, y eso que las anteriores (y las que van después) no se quedan atrás. Negging es una contracción de negative complimenting, 𝘂𝗻 𝗰𝗼𝗺𝗲𝗻𝘁𝗮𝗿𝗶𝗼 𝗻𝗲𝗴𝗮𝘁𝗶𝘃𝗼 𝗰𝗮𝗺𝘂𝗳𝗹𝗮𝗱𝗼 𝗱𝗲 𝗽𝗶𝗿𝗼𝗽𝗼 𝗰𝘂𝘆𝗮 𝗳𝗶𝗻𝗮𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱 𝗲𝘀 𝗺𝗶𝗻𝗮𝗿 𝗹𝗮 𝗮𝘂𝘁𝗼𝗲𝘀𝘁𝗶𝗺𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗼𝘁𝗿𝗮 𝗽𝗲𝗿𝘀𝗼𝗻𝗮.  Un discurso a todas luces misógino


"𝐃𝐢𝐫𝐢𝐠í𝐬 𝐛𝐢𝐞𝐧 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐥𝐨 𝐬𝐨𝐫𝐝𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐨𝐬" "𝐏𝐚𝐫𝐚 𝐥𝐚 𝐞𝐝𝐚𝐝 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐞𝐧é𝐬 𝐞𝐬𝐭á𝐬 𝐛𝐚𝐬𝐭𝐚𝐧𝐭𝐞 𝐛𝐢𝐞𝐧"


Millones de veces escuchado en boca de mis actores, compañeres, y etc.


FANTASMEAR o GHOSTING


Es cuando alguien a quien  estuviste viendo con cierta regularidad, de repente corta toda comunicación, creando la ilusión de haberse desvanecido de la faz de la tierra sin explicación alguna.

Me pasó un par de veces y es horrible. Sobretodo porque me pasó dos veces con el mismo pelandra. 

Admito que últimamente puse en práctica yo esta misma técnica para cortar con HOMBRES EXPLICADORES, ILUMINADORES DE GAS, FANTASMAS, PIROPEADORES DE MIERDA y otros que a la hora de trabajar con una mujer creativa  se empeñan en  romperme soberanamente los ovarios. 


Cuando no terminás devastada, algo se aprende de ellos...

martes, 22 de junio de 2021

Lo prometido es deuda.

¿Qué tan pobre sería

si tuviera que cumplir

con las promesas que adeudo?

¿Qué tan rica sería

si pudiera cobrar las que me deben?

Cincuenta años es mucho tiempo.






martes, 18 de mayo de 2021

CORRIDA


Se abrieron fuera de tiempo.

Las abejas perdieron el rumbo

Los zánganos andan yirando

y las reinas siguen sedientas.

Explotaron tardìos los capullos,

sus colores opacaron al gorrión.

El perfume distrajo a la helada

y  el pistilo confundió al viento.

Miro y veo algo

que no debiera estar ahì.

No estoy lista para ésto.

miércoles, 5 de mayo de 2021

EL "SUPÓN" PROPIO.

Suponés muchas cosas todo el tiempo
muchas circunstancias pasadas posibles
se aglutinan
sin comprobación empírica real
porque también suponés los supuestos
que confirman tus suposiciones inconfirmables
-a tal punto-
que te convencés
no sólo de lo real de tus ideaciones
sino que lográs persuadir a gente de tu alrededor.
Gente muy capaz
realimente muy inteligente.
Vehemente.
Demente
El frío llegó a la ciudad
porque vos necesitabas seguir veraneando.
El verano duró demasiado
porque sufrís mucho el calor.
El hombre de enfrente se vuelve loco de amor
sabe tus claves,
escucha tus pasos,
revuelve tus llaves
a pesar de reoganizár tu rutina
varias veces por día
tu rutina día a día
te arruina.
Las personas que querés
dejan de quererte
porque otras que te querían antes
-y que también dejaron de apreciarte-
se reúnen para desacreditarte
logran que ya nadie te vuelva a querer
"nunca más".
Te avergüenza pensar
esta frase mortal
en algo tan trivial.
Tus antiguos afectos re aparecen
para decirte que siguen afectados,
devastados
por tu desafecto
y el efecto es devastador.
("El infierno está encantador")
para ellos
(para vos).
Sin embargo
-últimamente-
tu paranoia llegó a límites preocupantes.
Estás más perseguida que lo habitual.







miércoles, 14 de abril de 2021

SUCUMBRE

Otro mundo entero se yergue sobre los cúmulos. Cuánto sin conquistar. 

Yo estoy aquí donde las nubes buscan refugio
de una helada que las hará derramar
entre las murallas impávidas  de piedra
que ahora mismo son su refugio.
La espiral de violencia natural.
Los cementerios están en la altura.
Cuenta el indio que los padres tienen prohibido llorar a sus angelitos. Las plañideras bailan para que el viento sople y lleve sus almas lejos del purgatorio.
¿Qué pecado pudiepudieron haber cometido estos niños muertos?
Escribir la palabra "hazaña" sin errores es complicado... su hache, su zeta, su eñe... ¿por qué la letra H se escribe con H? (Sos tan predecible.)
¿Por qué "erguirse" es tan difícil y "se yergue" es con Y? 

El sol me pega en la nuca. Pienso en llegar. Lograr la flor de loto en un micro de larga distancia es una hazaña. "Flor de hazaña" 

Los cementerios están en la altura. Qué bien se siente esto.
Flor de asana este viaje.