domingo, 5 de enero de 2014

Como planta propia del suelo. Breve conversación entre Nora (esposa de Helmer) y Emma Bouvary

Escena única:

Nora y Emma confeccionan ropa para dos muñecos de trapo. Emma se pincha los dedos.

NORA: (Mostrándole cómo hacerlo) Para esto sirvo yo. Así, con cuidado. Tienes que poner esmero en coser, dando una buena puntada pero escondiendo el hilo. El hilo no debe verse.


EMMA: (Al muñeco de trapo) ¿Escuchaste, Carlos? ¡El hilo no debe verse! Haberlo sabido antes... 
(Le prueba un pantaloncito que acaba de coser).

NORA: Le queda perfecto. ¿Viste que no era tan difícil? 

EMMA: Tengo ese poder sobre los hombres, logro grandes cosas sin poner de mí el menor esfuerzo. 
(Se le cae el muñeco al piso) También puedo atormentarlos.

NORA: Eres inteligente en eso ¿verdad?

EMMA: Qué detestable ¿Cómo puede un hombre sentirse feliz con su mujer y no percatarse de su infelicidad? ¿Soy egoísta pensando eso?

NORA: ¿Quién burló a su marido?

EMMA: ¡Qué felicidad! ¡Qué arrebato, poder “hacer” sin su consentimiento, “ser” con su absoluta ignorancia! (pausa) Qué ingenuidad teníamos! En el fondo de mi alma yo esperaba un acontecimiento
¿Qué había tenido de bueno mi vida hasta que llegó Carlos? 

NORA: Por lo menos Carlos siempre te ha hablado como a una mujer que puede pensar e incluso contestarle (Toma su muñeco y lo hace hablar) “Alondra de mi corazón, gorrioncito mío, calandria de mis días…” (sacándole la ropita) También puedo ser una víbora, o una hiena si me lo propongo.

EMMA: ¿Cómo es posible que estos hombres comunes y de sentimientos atemperados hayan logrado acotar nuestras vidas? (Se pone un chalequito en su propia mano y le habla a ambos muñecos)
¡Pronto dejaré de atormentarlos!

NORA: Yo también pienso dejarlo

EMMA: ¿Dejarlo? Cuatro veces he cambiado de lugar y en cada mudanza esperé la iniciación de algo nuevo. No he querido creer que las cosas pudieran parecer las mismas en lugares diferentes. Y como todo lo anterior había sido malo, lo que vendría sería mejor.  No, no hay lugar para Emmas en este mundo… Ciertos lugares en el mundo producen la felicidad como planta propia del suelo, que en otros sitios crece mal, o no crece. Creo que no existe esa tierra para mi. Mi malestar cambia de aspecto como las nubes, se arremolina como el viento. No existe aquel lugar que ansío (del interior del muñeco de trapo saca un pequeño frasco)

NORA: (Arrebatándole el frasco y rociando a los muñecos con el contenido del mismo)  ¡Dejemos de vestir santos! Salgamos a festejar el paso que vamos a dar!

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