Me gustan tus ojos, tus ojeras, no.
Cuando estás cansado, tus ojos se rodean de ojeras y tus gestos de palabras desagradables.
Me gusta cuando me mirás, cuando no me mirás, no.
Tus manos no me gustan, pero cuando me acarican la espalda y no las veo,
puedo sentirlas hermosas.
Me gusta cuando nos reimos de las mismas cosas:
la comunión de enteder las mismas ironías, las mismas gansadas...
Me gusta conversar con vos y que me retes porque hablo mucho.
Me gusta que me digas: ¨Bueno, ahora dejame hablar a mi¨
y me gusta escucharte.
Me gusta cuando estás callado y me hacés escuchar una canción
que dice lo que quisieras decirme y no te sale.
No me gusta cuando no me decís lo que quisiras decirme.
Me gusta que te rías de mi risa y de mi sordera
porque sabés que a vos te escucho.
No me gustan tus alergias, tus fobias, tu distancia.
Me gusta que me lleves en coche como la muñeca vestida de azul.
No me gusta enfermarme como la muñeca vestida de azul.
Me gusta que me lleves donde no te pido.
No me gusta que me recuerdes las cosas feas que te digo.
Me gusta que me abraces.
No me gusta cuando pensás por mi.
Me gusta cuando pensás en mi.
Me gusta que me digas Te quiero, pero más me gusta que me quieras.
No me gusta que ya no nos queramos.
Pero eso ya pasó.
No me gusta que ya no nos queramos.
Pero eso ya pasó.
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