jueves, 22 de noviembre de 2012

Laura reflexiona (los escritos de Max-2)

                      "Pasó de perfil bajo a mosquita muerta." Max escribe en su cuadernito, el que tiene sólo para ella, y hoy ya no la escucha. Casi sin percatarse prende un cigarrillo. Intuye que Laura lo está regañando pero continúa sus bocanadas acompasadas y profundas, unas tras otras -si dejara de aspirar todo ese tóxico, su pensamiento abandonaría definitivamente la sala. Continúa respirando, lento, rítmico, y largando el humo por la nariz como si de ese fuelle dependiera poder seguir en la realidad ya no de su consultorio, sino en la realidad.

                "No es que no me quiera, no sabe cómo quererme..."  En eso están de acuerdo.

               Laura vuelve a sorprenderlo pero ahora de una forma que lo irrita. Prefería no escucharla: esa persona que tiene delante habla segura y se siente fuerte gracias a él, le cuenta cosas que no quiere saber. Él sólo quiere verla bien y que ella le agradezca su bienestar. 

  -¿No decís nada hoy? 
  -Te estoy escuchando. 
  -Tiré la ropa a la basura. La tenía guardada. Desde aquel día nunca más me la volví a poner. No sé, aunque la lavé varias veces, con suavizante y todo, la sentía con resaca.  Ja, ja! Ropa con resaca.- 

             Ella se ríe, no entiende. La resaca la tiene en el alma.  

-¿Cómo era la ropa?- Max ahora escucha y se la imagina, la ve con su falda de jean, su camisola negra de bambula empapada de vino tinto Rincón Famoso, sin ropa interior ,  con un desconocido en un baño húmedo y oscuro ¿Por qué ella recordaría el nombre de ese vino barato?   Laura cuenta entusiasmada, contándolo en sus detalles mínimos recupera la alegría del momento. 

  -Se llama Acting. 
  -¿Qué cosa? 
  -Lo que te pasó - Max se corrige- Lo que hiciste.

          Quisiera gritarle que no es importante, que no  se liberó  de nada, ni de nadie ¿Cómo podría quererla un desconocido que la manosea en un baño? No sabe quién es Laura, no la respeta, no la conoce como él, que sólo la contempla cada semana durante esos cuarenta y cinco veloces minutos . Se imagina la discusión, la pelea que le gustaría tener con ella:  ¡¡Mosquita muerta! Te enamoraste de NADIE!!, sin embargo no sale de su boca una sola palabra. Sólo humo.

-¿Estoy loca?
-No. Estás mejor.  
-Me parecía-  Resopla Laura aliviada.

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