jueves, 23 de abril de 2015

Mi territorio

Nos vimos a nosotros mismos
dándonos a luz.
Y con toda esa felicidad de haber sentido
la calidez de la tierra acariciada por el sol
nos susurramos:
¨Hay que echar raíces.¨
Y las raíces aparecieron.
Nos susurramos:
¨Este tallo tiene que crecer¨
Y la columna se empezó a expandir,
y sentimos cada vértebra robustecerse
para quedar en pie.
¨Estas hojas deben abrir.¨
Y desde el pecho se nos abrieron
los brazos, las manos, los dedos.
Soy una semilla.
Nos contemplamos dándonos a luz.
CRECIMOS.
Soy un árbol.

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