sábado, 11 de abril de 2015

Más.

Resulta que tomé prestado Sunset Park de Paul Auster, de la biblioteca de mi tía Chichi. Resulta que Miles Heller, el joven protagonista de la novela, de veintiocho años de edad,  hacía ocho había huido de su casa y de todos los vínculos que lo unían al mundo que había conocido hasta entonces, con una sola y breve nota de despedida para sus padres. 

La historia me  estaba conmoviendo hasta los huesos cuando noté que la página siguiente a la 192, era la página 256 y que luego del capítulo que contiene esas hojas, aparecía nuevamente el mismo capítulo conteniendo las mismas hojas. 

Total que no me aguanto las ganas y la sensación angustiante de no saber si Miles se reencontraría con su madre actriz y su padre editor y me voy directo a la librería a reclamar que me devuelvan la parte de la historia que me faltaba -que le faltaba al libro- con la reciente factura de compra que mi tía conservaba y me facilitó.

Resulta que todos los ejemplares de que tenían en esa librería eran idénticamente contrahechos como el que yo sostenía en mi mano y el señor que me atendía (al que llamaré Fray Mocho), no esperaba recibir una partida nueva en los próximos seis meses. Fray Mocho me ofrece cambiar el libro por algún otro título del mismo precio. Espero encontrar algún otro título del mismo autor, pero esos títulos tienen otros precios- grandes precios.



Resulta que el único libro que me interesa y que coincide en costo con Sunset Park, es casualmente uno que me  recomendó mi prima Roxana, cuando al leer un fragmento de uno de mis cuentos me escribió: ¿Leíste Kafka en la orilla? 




Y ahí estoy yo, llevándome a Kafka,trocando a Paul por Murakami sin entregarle a Fray ni un solo centavo-y muy agradecida con mi tía Chichi que cuando le cuento toda esta parte de la historia me dice: No me lo devuelvas, te lo regalo.



Resulta que el joven protagonista que no se llama Kafka pero se apellida Tamura, también huye de todos sus vínculos pero sin dejar siquiera una nota a su padre escultor. Tal vez está buscando a su madre.




No sé bien por qué pero es la  primera vez que  puedo imaginarme a un personaje de Murakani como japonés; en general me los imagino occidentales sin importar que se llamen Toru Watanabe, Hajime, Okada  o Takahashi. Justo le vengo a ver cara de japonés a este personaje que se hace llamar Kafka!!




Me pregunto si la traducción del libro tendrá algo que ver con lo que piensa Haruki en japonés (seguramente después lo piensa en inglés). 



El libro está completo con sus 714 páginas- no le falta ninguna hoja. Resulta que durante todo el tiempo que me lleva la lectura pienso mucho en mi hijo.  


Kafka en la orilla es apasionante y además, es el texto que tenía que leer.Resulta que echa luz sobre mi obsesión por los mundos paralelos: La metáfora recíproca. 

Resulta que hoy terminé de leer el libro y mi hijo, Ignacio, volvió a casa.







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