sábado, 28 de septiembre de 2013

Sólo cosas.

Le regalé un frasco, que cuidadosamente elegí y llené con hierbas.
Para su cumpleaños, elegí las mejores hierbas, que puse en un frasco.
Esas hierbas que yo no necesité porque yo ya estaba embriaga,
como se embriagan las taradas cuando están taradas de amor.
Y él no me regaló nada.

Le regalé un peluche que elegí cuidadosamente.
Tan tarada estaba que le regalé un peluche.
Eso es algo que regalan las taradas cuando están taradas de amor.
Y yo, que no soy tarada, le regalé un peluche, porque estaba tarada de amor.
Y él no me regaló nada.

Le regalé una pipa, que cuidadosamente tallé en madera  de ébano,
una madera que encontré en el confín del mundo.
Esa madera noble, cuya dureza, moldeable,  permite un tallaje perfecto.
Hubiera querido moldear su dureza, (como una tarada creí poder).
Y él no me regaló nada.

Le regalé un tejido, que forjé uniendo unos hilos con otros,
como fabriqué también las delgadas hebras de mi estupidez.
Las que le dieron continuidad a una fantasía de tarada,
taradez de amor, (tejí una fibra inútil)
Y él no me regaló nada.

Le regalé dos pequeñas tazas repletas de cariño con sabor a café,
bosquejando un mañana que sólo esbozan las taradas.
Y yo, que no soy tarada, pergeñé un futuro, tarada de amor.
Porvenir con aroma cálido, (plagado de voz).
Y él no me regaló nada.

Le regalé mis huecos, mi aliento, mis noches, mis días,
mis producciones, mi ingenio, mi firmamento, mi cosmos, mi universo,
mi sensibilidad, mi voluntad, mi inteligencia, mi esencia,
mi comprensión, mi entendimiento, mi interior, mis entrañas.
Y él, no me regaló nada.

1 comentario:

  1. Puse en mi bandeja cuanto tenía, y te lo di.
    de Rabindranath Tagore

    Puse en mi bandeja cuanto tenía, y te lo di.
    ¿Qué traeré a tus pies mañana?
    Soy como el árbol que, huyendo el verano floreciente,
    mira al cielo, levantadas sus ramas desnudas de flores.
    Pero ¿no hay, entre todas mis ofrendas pasadas, una sola flor
    que haya hecho inmarcesible la eternidad de las lágrimas?
    ¿Te acordarás, me darás las gracias con los ojos
    cuando llegue yo a ti con las manos vacías,
    en la despedida de mis días estivales?

    ResponderEliminar