miércoles, 21 de agosto de 2013

Messi y la máquina de fabricar discursos

            Sara y Román eran diferentes a todos. Juntos o por separado eran inigualablemente idiotas. Tres días atrás se habían juntado a probar hierbas, que según les había dicho algún otro amigo más idiota que ellos dos juntos, eran alucinógenos legales. Se trataba de un té de Datura, una planta muy común que crece al borde de las vías del tren y que, según habían escuchado por boca de un croto que les ayudó a cortarlas de allí mismo, eran muy tóxicas y no debían consumir más de una por persona.  El efecto ya les duraba tres días y no podían salir de la cocina donde habían preparado cuidadosamente la milagrosa infusión. 

             Era milagrosa, realmente. Porque había logrado que Sara y Román compartieran tres días sin pelear y además, teniendo ideas. Simplemente eso, que para estos dos idiotas juntos- o separados- era demasiado.

               Todo empezó por una discusión, claro. Román decía: Es imposible saber todas las posibilidades de algo! y Sara respondía: NO, estás equivocado. Si tengo tres números, puedo saber todas las combinaciones posibles entre esos tres números. Son quince. Escuchá: 111, 112,113, 121, 131, 222, 221, 223, 212, 232, 333, 331, 332, 313, 323. 
A lo que Román replicaba: Es imposible! Los números son infinitos y además POSIBILIDADES no es lo mismo que COMBINACIONES!

                    Por ahí fue la discusión durante todo el primer día; hasta que acordaron que los números son infinitos pero las palabras en castellano, no. Así que, durante el segundo día decidieron que si una computadora, pudiera reunir todas las palabras en castellano que existen en un diccionario de la Real Academia Española, con todas sus conjugaciones, singulares, plurales, gerundios, participios, masculinos y femeninos... Una máquina que pudiera reunir todas las palabras del mundo en castellano y que además, pudiera armar todas las combinaciones posibles con sentido, entre esas palabras... Tendrían una máquina capaz de elaborar todos los discursos habidos y por haber en el habla castellana!!!
                    Román hizo algunas objeciones acerca de que el diccionario de castellano se llame de la Real Academia Española, pero después lograron ponerse de acuerdo en que la frase TODAS LAS COMBINACIONES POSIBLES, era un hallazgo maravilloso entre sus dos cabezas de idiotas. El mismo segundo día, también, pensaron que ese  aparato, podría tener un programa que produjera todas las combinaciones posibles entre las siete notas musicales de la escala diatónica, con sus sostenidos y bemoles, con todas las duraciones y combinaciones posibles entre las figuras, y todos los timbres posibles...  la misma máquina era capaz de entonar ahora todas las melodías occidentales y no tanto,  conocidas y por conocer.

             El tercer día se dedicaron a pensar un nombre para ese artefacto maravilloso y fue ahí donde Román, el idiota, tuvo la mejor idea de todas: Inventemos la máquina de fútbol. Tiene que ser un niño genéticamente modificado con células  de los más grades  futbolistas, con las piernas del Diego, los taquitos de Pelé, las corridas de El príncipe Franchéscoli, los pases de El Kaiser..., que además reúna en su memoria todas las jugadas memorables de todos los partidos jugados..., y que sea Argentino.
Sara refunfuñó: Eso ya existe! Se llama Messi! Las Máquina Messi! - Y así llamaron a su invento.

El cansancio los atrapó escribiendo las ideas en un cuadernito de tapas duras Rivadavia. El cuarto día pasaron la noche durmiendo sobre la mesa de la cocina. Cuando Sara se despertó, hacia el quinto día, no había ni rastros de Román, ni del cuadernito, ni de las ideas que habían tenido juntos, o separados, ella no recordaba bien. Era una idiota.



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