miércoles, 25 de abril de 2012

Micho


                   A mi padre lo malhumoraban los fumadores, las mujeres que se pintaban las uñas y ver a mi abuela o a cualquier otra mujer de la familia con ruleros. Pero lo que más lo fastidiaba eran los fumadores, definitivamente.   El olor de un fósforo recién avivado o recién apagado lo irritaba por la relación inmediata que él hacía con un cigarrillo recién encendido. También lo irritaban los hombres que lavaban sus autos en la vereda los días domingo. Mi padre no lavó nunca su coche en la vereda, ni en ninguna otra parte.  Nunca.

                           Mi padre tocaba el piano y hacía buenos arreglos de jazz. También intentaba tocar la trompeta. En su banda él era el que llevaba la batuta con el ritmo de su pié, con sus "un, un, undosss, undostreeeesssss... " y con sus gritos.  Los músicos que lo acompañaban lo admiraban y salían a fumar al patio aún en los días de tormenta y granizo. El vino lo tomaban en la sala, entre tema y tema. Los días de ensayo eran para mi papá días muy buenos y los días que tocaban para la gente, eran "sensacionales". En esos días se lo veía feliz. 

                         En otoño, los domingos de sol, mi padre abría las dos puertas ventana de su habitación al mismo tiempo y decía; "Hoy es un día peronista."  Los domingos también lo ponían contento aunque no fueran soleados y aunque viera a algún vecino lavando su coche en la vereda. Algún domingo, además, se encargaba de clonar yogur: Con un solo potecito de los que se compran, sin sabor, natural, él hacía un litro entero.  Lo ponía a descansar en una lechera vieja y lo tapaba con un repasador viejo. Un asco. 

                   Mi padre entendía, hablaba y leía varios idiomas. Todas sus dudas - y las de todos nosotros- las evacuaba leyendo la enciclopedia británica. Leyendo en inglés y traduciendo simultáneamente al castellano. La ñata contra el libro y sin anteojos, su habilidad era un espectáculo. Parecía un pavo real:  las hojas del Royal British Book, las plumas (repletas de letras en vez de ojos)  y mi padre todo, el pavo.  A lo mejor fue eso lo que atrajo tanto a mi madre. Ella lo llamaba Micho y yo no entendía cómo mi madre podía sentir a mi papá como un gatito. Mi papá no era nada cariñoso, ni siquiera con los recién nacidos, a los que no se acercaba mucho porque decía que a esa edad, los niños no tienen defensas y él los podría contaminar. Los gatos le gustaban, se entendía con ellos. Les hablaba en castellano y a veces los dejaba dormir en su regazo. Los gatos y nosotros lo queríamos mucho aunque sólo ellos sabían acercársele. Y mi madre.

                 En las noches de buen humor, a mi papá se le antojaba chocolate o helado "con crunchi"- decía, y nosotros ya sabíamos que era crema americana o dulce de leche granizado. En los mediodías de invierno, lo que se le antojaba era pasta de maní con miel blanca. En los veranos uruguayos, lo que le venía muy bien era una buen porrón de cerveza negra fría, helada, con chivito.

                   Mi padre era extremadamente torpe con las manos; forrar un cuaderno para él era una tarea de pródigos. A sus libros los envolvía en papel de diario o revista (cuando se inspiraba mucho) , o simplemente los desarmaba con una sola lectura y su torpeza. A él le hubiera gustado que nosotros cinco fuéramos lectores pero se conformó con que cuatro de nosotros fuéramos artistas y una, lectora, muy lectora. 

               Las Navidades no eran fechas que a mi papá le entusiasmaran, pero recuerdo una Noche Buena en que todos reunidos en la casa de mi tía en San Antonio de Padua abrimos muchos regalos y a él Papá Noel  le trajo un calzoncillo rojo, y a mis dos hermanos otros calzones - uno  amarillo y el tercero verde. Miguel (así se llamaba mi papá) se puso los calzoncillos inmediatamente, arriba de los pantalones y mis dos hermanos lo imitaron. Los tres chiflados parecían¨; ¡bailando en pantalones y calzón a la vista! Después llovió y el regreso a casa no fue tan divertido, por eso casi no lo recuerdo.  Sí recuerdo el día en que mi mamá no estaba y mi padre me preguntó si yo sabía hacer una tortilla de papas. Y yo le mentí porque le dije "Sí!" Entonces entre los dos hicimos una tortilla de papas con catorce huevos. Y la tortilla revelde no quería saber nada de juntarse, así que terminó en revuelto. Cómo nos reímos. También nos reímos otro día, que mi mamá tampoco estaba y organizamos un asado en el patio, con todos mis hermanos. Comimos un montón y después  nos anotamos todos para un cafecito. Para un día tan especial yo consideré la posibilidad de servir el café en las tazas lindas, las que mi mamá guardaba en el bargueño de "adentro", no en la alacena de la cocina. Pero la posibilidad se esfumó cuando todas las tazas finas se estrellaron contra el piso al tropezar con el escalón del patio.  Cómo no reíamos cuando mi mamá, a la festividad siguiente (sólo en esos casos se usaban la tazas finas, se abría el bargueño y se entraba al comedor de "adentro") buscó como loca las dichosas porcelanas. Sólo nos reímos. nadie dijo ni "mu". Bueno, mi mamá sí dijo. Me dijo a mi un montón de cosas pero de eso tampoco me acuerdo mucho.

        Él amasaba las mejores pizzas del mundo. Cuando yo iba a visitarlo a ¨mi casa¨- las casas de nuestros padres son siempre nuestras casas- mi papá me hacía pizza: le voy a hacer unas pizzas a mi hija, a ella que le gustan tanto mis pizzas- pensaría, y amasaba con amor, con mucha cebolla y con ajo (como a mi me gustaban las pizzas) 

               Mi papá detestaba trabajar en relación de dependencia y siempre mandaba al carajo a sus jefes antes de renunciar. Ahí mi mamá no lo llamaba Micho, le decía "Miguel!" o  "Capexulum!" y a veces lloraba. La última vez que renunció, mi mamá le pidió que por favor fuera a pedir disculpas y retomara el empleo y él le hizo caso porque detestaba trabajar en relación de dependencia pero a mi madre, la amaba. 


                     Mi papá antes de irse se despidió con tiempo de cada uno de nosotros, de sus nietos y de su hermano. Con mi mamá esperó para despedirse casi hasta el final. Estaban solos, como a ellos les gustaba: Abrió los ojos, la abrazó y se fue.




4 comentarios:

  1. Para que publicas si nadie ve tus notas. L0L Mejor buscate una vida algo que hacer en la vida real, j3j3 Si sales al exterior y ves algo redondo en el cielo se llama "Sol" No te asustes solo aparece en las mañanas. :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un comentario bastante desagradable por lo ordinario, por su mala intención y por su pésima redacción. Pero los blogs son así, cualquiera puede verlos y cualquiera puede opinar. Tomo el comentario como prueba de su equívoca afirmación. Alguien "anónimo" me lee (aunque sea un bruto).

      OLIVIA DIAB

      Eliminar
    2. Que lindo relato!!! Lo veo a Miguel en cada párrafo...Hermoso retrato de tu papá...Genial Un beso enorme. Eugenia

      Eliminar
    3. Simplemente hermoso.Gracias.Pato

      Eliminar