martes, 27 de diciembre de 2011

Alguien

Alguien entró a mi blog y lo único que hizo fue corregirme una falta de ortografía. Bueno, a lo mejor no fue lo único que hizo. Probablemente haya leído todos mis escritos, o algunos - los que alcanzó a repasar con la mirada antes de indignarse con mi falta. Es curioso, la palabra "leer" no tiene sinónimo en su acepción más simple. Deletrear, interpretar, analizar, ninguna de estas solas palabras me remiten al significado de leer . Se me hace que ENTRAÑAR sería la descripción más acertada para definir LEER. La corrección está hecha en forma anónima y al verla pude haber pensado que la habría hecho mi padre, pero deserté de tal idea inmediatamente (si viviera, él sería el responsable. Definitivamente). Hace algunos años mi padre vino a verme al teatro (fue a ver la obra en la que yo actuaba junto a un numeroso elenco, pero sé que vino a verme sólo a mi). Hacia el final, el escenario se inundaba de un tema de jazz que yo acompañaba con golpecitos de cuchillo sobre una botella de vino recién abierta. Creo que él no aplaudió. Por único comentario me lanzó "Al afiche de esta obra le faltan los acentos" Al cabo de unos días me repuse del baldazo y me defendí "Lo hizo el director"; a lo que mi padre retrucó: "Ese, me cae como el afiche" Participé en otras obras con ese mismo director, y en otras con otros directores, incluso participé en obras que yo misma dirigí, sin embargo nunca permití que mi padre volviera a verme actuando (y me ocupé de agregar cuanto acento hiciera falta). Quería evitarme la responsabilidad de hacerle pasar un mal rato. Si insistía en querer verme actuar, le decía "Fuman en escena" y ese sólo comentario lo hacía abandonar. Desde aquel entonces, la hice veedora de mis elaboraciones teatrales sólo a mi madre. Ella, aunque no le gustara nada aquello, sería incapáz de hacer una crítica, o la haría de una forma extraordinariamente elegante, como para quedar bien conmigo, con los actores, con el director más imbécil que afiche sin acentos y sobre todo, con ella misma. Hace algunos días le conté un secreto a mi madre. Mi madre se lo contó a mi tía. Así es ella. Alguien corrigió anónomamente mi falta de ortografía. El comentario sigue allí, en mi blog: "se escribe rayita", dice. Generalmente escribo para alguien en especial. Escribo en función de la persona a la que le escribo y esperando ser leída por ella. No es siempre la misma persona, pero es siempre la persona de la que estoy enamorada. Soy una enamorada serial. Leo a Carver, ¿de qué habrá muerto? ¿Por qué habrá muerto? Todos sus cuentos están cargados de whisky e inconclusas sesiones en alcohólicos anónimos. Galagher- su segunda esposa, poetisa- cree que le escribió a ella. Pobre. Murakami vive y en sus años mozos trabajó en una tienda de discos, como en Tokio Blue. De grande abrió un bar de jazz. Eso cuentan en su biografía; también dicen que hace literatura pop ¿Eso es malo o bueno? Alguien me dijo ayer "sos casi la única mujer con la que estuve en toda mi vida." Si no fuera por el "casi", casi me hubiera convencido de que todavía me ama. Si Carver viviera iría a visitarlo ahora mismo, tomaría algo fuerte con él. Bailaría en su jardín.

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