Amigo:
Anoche fui a ver una obra en la que no pude dejar de pensarnos.
Desde el principio me reí mucho y con un dejo de amargura, "como tomar cerveza"- pensé. Hacia el final lloré como un pez, porque los peces lloran ¿Sabés? Lloran, pero como están sumergidos en el agua no podemos distinguir cuándo. Me acordé de aquella vez que te levanté en la playa y caminamos y yo te hablaba a los gritos, como hablo yo cuando estoy felíz. Te decía "Vamos, Lucas, vamos." Estábamos caminando y cuando llegamos a la orilla vos me dijiste: "¡Te amo!" y yo tuve miedo de contestarte un "Retruco". Nos mojamos los pies y vos te reías a carcajadas. Y yo también. Pero tenía el miedo de un árbol, porque los árboles temen ¿Sabés? Es difícil darse cuenta cómo porque están ahí, siempre clavados en la tierra que les hace bien. Vos me hacés bien. Entonces anoche, vi a la chica fea y al joven protagonista bailando y me emocioné como una vaca. Porque las vacas se emocionan ¿Sabés? Sólo que es difícil descubrir cuándo porque no hablan. Pero está probado que es así. Y tuve otro sueño de mariposas: Vos diciéndome "Te amo, Olivia" y tu mamá desde el fondo retándote: "¡Guacho: para decir eso pronunciás bien!"- retándonos.
Nosotros volviendo a reir como locos.
Porque las mariposas son los sueños concretados ¿Sabés? Pero es que pasan volando tan rápido que no sabemos cuáles. ¡Cuántas mariposas pasaron por aquellos días! ¿Te acordás?
Y hoy volví a pensar en la obra y en que mi amigo sólo camina un poco más lento y en las ganas que tengo de verte y en que sigo siendo árbol pero sin miedo.
Te amo, amigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario