Como el último hilo delgado
que fue parte de una soga gruesa
y acaba de afinarse
hasta lo imperceptible.
Agarrando,
desgarradas las uñas ya.
Como un último lamento
que se reprime
porque serà el respnsable
de que la cuerda se corte,
se pregunta:
¿Qué hice?
Mientras,
-todo
ya no es-
todo sigue.
El orzuelo, salvador,
aparece para cegar.
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